La búsqueda de sentido en confinamiento para deportistas
Si algo define nuestra realidad más inmediata es la actual pandemia provocada por el
COVID-19. Todo en nuestras vidas ha quedado invadido y contagiado por esta situación.
En cuestión de días hemos pasado a estar confinados en casa, a ver restringida nuestra
actividad laboral, social, familiar e incluso nuestra actividad deportiva. No se permite
ninguna actividad deportiva exterior, ni siquiera de tipo individual como podría ser
correr, senderismo o similares. Y tampoco es hora de poder quejarse de lo que nos falta
cuando hay hospitales saturados, carencia de material sanitario, profesionales
desbordados y un número creciente de fallecidos.
Pero la mente no entiende de momentos. Los pensamientos son incontrolables y una
vez superado el umbral del dolor, físico o mental, aparecen conductas alienantes incluso
para nosotros mismos. Incluso para los deportistas más preparados a cualquier nivel:
profesional, semiprofesional, amateur, esporádico… Aunque también hay que destacar
que su condición de deportistas les hace más resistentes física y mentalmente a ese
dolor. Daniel Goul, profesor de la Universidad de North Carolina, publicó en 2002 en la
revista Journal of Applied of Sport Psychology un interesante estudio sobre las
características de los deportistas de élite. Destacó que los deportistas de élite a nivel
cognitivo comparten:
• una alta motivación y compromiso con su actividad
• Afrontamiento positivo y optimista
• Perfeccionamiento adaptado y favorecedor, siempre orientado a superar
cualquier límite
• Alta capacidad de concentración, incluso ante estímulos adversos
• Habilidad para manejar el estrés y hacer frente a las adversidades, lo que se llama
comúnmente control de la visión de efecto túnel
• Fortaleza mental e inteligencia deportiva
A nivel social se puede discutir mucho sobre qué es un deporte de equipo y qué no lo
es. Pero no es relevante para este artículo, baste decir que muchos deportistas se
adscriben en mayor o menor medida a un equipo, asociación o grupo de afines. Incluso
en los deportes más individuales como la natación o el atletismo se compite a nivel
comarcal, regional, nacional o mundial por equipos. Por tanto, cabe destacar que existen
diferencias entre los comportamientos y el trabajo ad intra y ad extra. Es decir, entre la
camaradería y la colaboración para superar los retos que siempre están orientadas hacia
el interior o núcleo del equipo; por otro lado, la competitividad y ser mejores que el rival
que siempre están enfocadas hacia afuera.
Todo esto se ha truncado en la actual situación de confinamiento. Todas las prácticas
deportivas tienen que ser en el interior de casa y no existe ningún tipo de competición
deportiva. Solo existe entrenamiento voluntario, más o menos inducido por las
características y responsabilidad de cada uno. Lo cierto es que conforme avancen los
días de confinamiento las rutinas de ejercicios serán más tediosas y carentes de sentido.
Es cierto que casi al final del túnel se ve la claridad a lo lejos, pero también es cierto que
es justo en ese momento cuando parece más lejano y mucho más oscuro nuestro
entorno. Entonces, ¿cómo seguimos o qué sacamos de positivo de todo esto?
Evidentemente, se hace necesario un cambio de roles. En el entorno ad intra, hay que
trasladar la competitividad y ser mejores que el rival al interior del equipo mientras dure
la pandemia. ¿Cómo? Sencillo: ejercítate normalmente y acto seguido compártelo con tu
equipo, motívalo, rétalo y si existe la camaradería suficiente y necesaria insúltalo. Sin
tapujos, sin saludos y sin explicaciones previas, no hay que planificarlo. Hay que
convertir al compañero en el rival y un rival no necesita saber de ti, solo que haces más
flexiones que él, más minutos en la cinta, más kilómetros en el pasillo o más patadas
seguidas al rollo de papel higiénico. Si en vez de decírselo te grabas en vídeo mucho
mejor, pues el enfoque ad extra funciona mejor con vídeo.
Ad extra o hacia fuera. La pregunta aquí no es ¿Cómo convertimos a los extraños en
aliados? Sino ¿por qué hacerlo? Sencillo, porque nos necesitan, de ahí el vídeo. Qué tal
si al grabar el vídeo en que le enseñas a tu compañero cuantas patadas le das al rollo de
papel higiénico se lo dedicas a un sanitario en concreto o a todo el colectivo, a un
hospital o residencia, a un cuerpo de seguridad o a todos ellos. De igual modo se puede
hacer con los minutos de cinta de correr o con las vueltas que le damos al pasillo, las
flexiones o las abdominales que se hagan. Más que el número que era importante en la
motivación de los compañeros, aquí lo que importa es que los destinatarios vean en ti
que dedicas tu esfuerzo a una causa que no eres tú. No es mucho, pero tampoco es que
se pueda hacer más.
¿Qué se consigue con esto? Fácil, hemos cambiado el foco de las actividades. Ahora
aquellas actividades que normalmente sirven para ser mejores que el rival las
trasladamos al interior del grupo y los convertimos en “rivales”, esto nos hace entrenar
y competir con toda la motivación necesarias. Por otro lado, trasladamos nuestro
esfuerzo personal, nuestra motivación, resiliencia y saber hacer al exterior. Con esto les
damos a los demás lo mejor de nosotros mismos para motivarlos, para que sepan que
no nos olvidamos, para que sepan que seguimos aquí gracias a ellos y en definitiva para
que ellos vean que lo que hacen también tiene sentido, a pesar de la situación y a pesar
de los pesares. A modo de sugerencia etiquétalo con el hashtag #YoAyudo.